¡Es un descuartizador! (La crónica)

En la penumbra de las solitarias calles de la región 76, el convoy militar federal patrullaba la zona en busca de su presa. La delincuencia organizada cometió un error: cruzarse en su camino.

Las balas se empezaron a escuchar entre tres y cuatro de la madrugada. La tranquilidad de la calle 47, de la manzana 41, se vio interrumpida por las decenas de efectivos militares y federales que brincaban bardas y se subían a los techos de las casas para buscar delincuentes.

“El Chilango”, uno de los presuntos sicarios, que conducía una camioneta Patriot, color arena, matrícula JGB 6599, de Jalisco, por una de las calles de la Región 76, se topó casi de frente al convoy de militares federales. Intentó escabullirse entre la oscuridad de las calles de la zona, pero su actitud sospechosa hizo reaccionar a los efectivos.

Fue asegurado e interrogado sobre las actividades que desarrollaba. El grupo de inteligencia militar ya tenía información sobre el automóvil involucrado en actividades ilícitas.

El presunto sicario terminó por confesar que pertenecía a un grupo delictivo y “puso” a las autoridades donde se encontraba la casa de seguridad a la que se dirigía cuando fue detenido.

El convoy quería tomar por sorpresa a los sicarios para detenerlos, pero fueron ellos quienes se sorprendieron cuando se percataron que tres sujetos corrían en diferentes direcciones. Salieron de la casa de seguridad que se localiza sobre la calle 47, frente a la escuela primaria Narciso Mendoza, que horas más tarde suspendió las clases por el movimiento policíaco militar.

Uno de los delincuentes disparó su arma de fuego contra los militares que repelieron la agresión. Los testigos escucharon seis detonaciones en total.

El terror se apoderó de los vecinos que nunca habían escuchado balazos por el lugar. Los miliares no respetaron los domicilios, se metieron a las propiedades y se subieron a las azoteas para buscar a los delincuentes.

Gritos y disparos escuchaban los lugareños que no salieron de sus domicilios por temor a ser presa de una bala perdida. Después de varios minutos la persecución cesó. El saldo: dos capturados.

¡Es un descuartizador!, le decía un militar a otro. “Ya nos íbamos cuando vi la sombra de unas manos abajo de una camioneta. Era uno de los malandros temblando de las manos y las tenía llenas de sangre”.

La calle 47, manzana 41, de la Región 76 amaneció prácticamente sitiada por federales y militares. Conforme pasaban las horas la gente se arremolinaba intrigados para saber qué había pasado, ya que habían escuchado detonaciones de arma de fuego.

Cuando el comandante de la Guarnición Militar, Luis Rodríguez Bucio, arribó al lugar, confirmó la detención de tres sujetos. Sus elementos escoltaban a un detenido, le taparon el rostro con su camisa verde para que no fuera fotografiado.

En la casa de seguridad las autoridades encontraron un cuerpo destazado en bolsas, junto con las piernas de otra persona, es decir, hallaron un cuerpo y medio.

La escena de los hechos cobró más fuerza cuando a las 10 horas arribó la unidad del Servicio Médico Forense (Semefo) y peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) que confirmaron extraoficialmente que se trababa de al menos un muerto.

Minutos después del mediodía, la unidad de Semefo se retiró del domicilio de la Región 76, para trasladarse hasta el rancho “Los Dos Hermanos”, que se localiza a 500 metros del kilómetro 278 de la carretera libre a Mérida.

Ahí se confirmó el hallazgo de un “narcocenote”. Se utilizó el apoyo del cuerpo de Bomberos para sacar del hoyo, de unos seis metros de profundidad, restos humanos.

Se trataba del tronco, brazos y cabeza, que pertenecían a la mitad del cuerpo que apareció en la Región 76, este se encontraba “fresquesito”, comentaron algunos bomberos, tenía al menos dos días de muerto. Mientras el otro cuerpo descuartizado, se encontraba en estado de descomposición.

Las autoridades policíacas se llevaron al vigilante, César Emilio Cocom Cervantes, para ser interrogado.

Lo que empezó por un simple recorrido de vigilancia concluyó en la desarticulación de una célula del crimen organizado, que al parecer pertenece a “Los Pelones”.

El resultado del enfrentamiento fue la detención de cuatro sujetos, el cateo de una vivienda y un rancho y el hallazgo de tres cuerpos ejecutados, uno de ellos descuartizado.

0 comentarios:

Publicar un comentario